Los altavoces activos son un clásico del mundo hi-fi. Aun así, la calidad de los altavoces activos varía mucho… ¿por qué? Bueno, hay varias razones, pero una de las principales es que la mayoría de los altavoces activos (especialmente los más baratos) en realidad no son verdaderos altavoces activos en el sentido más estricto de la palabra.
¿Qué queremos decir con esto? Pues a que la mayoría de los altavoces activos usan crossovers pasivos anticuados, como los que encuentras en los altavoces normales. En cambio, nuestros altavoces FORTE y FENRIS utilizan crossovers activos. Estos están integrados directamente en nuestros amplificadores personalizados, con canales de amplificación independientes para el tweeter y el woofer, lo que los convierte en verdaderos altavoces activos. Suena sofisticado (¡y lo es un poco!), pero en resumen esto significa que, con unos verdaderos altavoces activos, obtienes la mejor calidad de sonido posible y una distorsión ultrabaja.

La parte técnica
Esta parte se pone un poco técnica, pero empecemos por lo básico. Cuando le das al play en tu altavoz, comienza un proceso complicado (pero rapidísimo) que da lugar a esas melodías que tanto te gustan. En un altavoz ocurren muchas cosas, pero aquí los dos protagonistas son el crossover y el amplificador.
Durante este proceso, una señal que abarca desde los 20 hasta los 20.000 Hz (todo el rango audible para el ser humano) recorre el sistema. El trabajo del crossover es separar las frecuencias y enviarlas a los drivers correspondientes, mientras que el amplificador, como su nombre indica, se encarga de amplificar la señal para que puedas oír la música.
En un altavoz activo anticuado, con crossover pasivo, el crossover actúa después del amplificador. Esto significa que el amplificador envía toda la señal completa y gasta mucha energía amplificando el espectro completo de frecuencias, lo que supone un enorme derroche. Luego, el crossover pasivo intenta ordenar las frecuencias y cortar las que no corresponden. Esto siempre implica pérdidas y un sonido menos preciso.
En cambio, en un verdadero altavoz activo, como los FORTE o FENRIS, el crossover activo actúa antes del amplificador. Así, elimina las frecuencias no deseadas antes de que lleguen al amplificador, permitiéndole concentrarse únicamente en las que realmente quieres oír.
Aquí entra en juego otro elemento clave: el chip DSP (Digital Signal Processing). El DSP permite diseñar el crossover y la respuesta del altavoz con una precisión imposible de alcanzar en un altavoz pasivo. Al combinar DSP con crossover activo, los woofers y tweeters pueden tener sus propios amplificadores dedicados. Las ventajas son enormes, pero ¿cómo funciona exactamente?
Por ejemplo: normalmente, los woofers de un altavoz pasivo llevan un freno mecánico para evitar daños a volúmenes altos. Con supervisión por DSP, el woofer puede diseñarse con más linealidad, ya que el control lo realiza el DSP. Además, el DSP permite corregir la respuesta del altavoz sin deterioro, algo imposible en un sistema pasivo.
Los woofers del FORTE A55 son un ejemplo perfecto de las ventajas de un diseño con transductores y DSP. Hemos diseñado un nuevo sistema de motor centrado en minimizar la distorsión. Estos woofers no funcionarían bien en un altavoz pasivo, pero en un altavoz activo con DSP destacan con una distorsión ultrabaja y una respuesta en frecuencia ampliada, líderes en su clase.
RESUMIENDO
¿Qué significa todo esto para ti? Los verdaderos altavoces activos, como los nuestros, te ofrecen un sonido mucho más dinámico y potente, incluso en altavoces de tamaño reducido. Además, los crossovers activos son mucho más precisos y nos permiten ajustar el sonido con mayor exactitud.
Consejo rápido: Siempre puedes reconocer los altavoces “activos” con crossover pasivo por los típicos bornes de tornillo en la parte trasera (los mismos que se usan en los altavoces pasivos). ¡Fíjate bien en esto al elegir tus próximos altavoces activos!
